Se me ocurrió actualizar un poco el «Manual de urbanidad y buenas maneras» de Carreño, (el que leímos en la primaria), porque Ave María Purísima, ¡qué vergüenza con el espacio y nuestro comportamiento!
https://anchor.fm/s/fb1db7c/podcast/rssComo sabemos, el «Manual de Urbanidad y Buenas Maneras» de Carreño, existe desde tiempos remotos. Buenos modales adoptados por Francia e Inglaterra y adaptados a nuestros hogares latinoamericanos. Un manual que ha recorrido una buena parte del mundo (con extensiva divulgación en colegios privados 💁♀️ #sorrynotsorry) y que contempla los espacios, porque existe una cantidad importante de lugares y situaciones comunes, como el baño, la casa, la calle, el trabajo, que merecen nos comportemos apropiadamente, mishijos. Entonces se me ocurrió actualizarlo un poco, porque Ave María Purísima, ¡qué vergüenza con los espacios y nuestro comportamiento!
Aquí pueden echarle un ojo al PDF del Manual de Carreño, por si quieren repasar algunas cositas. 😉
Libertad, Expresión y Respeto
Vivimos en una sociedad donde existe mucho tabú por un lado y mucho libertinaje por otro. Eso pasa cuando la LIBERTAD, la EXPRESIÓN y el RESPETO no están conjugados en el mismo tiempo verbal. No existe el uno sin los otros, son una triada perfecta y armónica. La libertad coincide con normativas sociales, pero estamos en plena transformación, donde nos encontramos con estructuras descontextualizadas, y por ende se nos hace natural sentirnos ajenos a la contemporaneidad. Irse a los extremos nos termina perjudicando como sociedad, de manera que el absolutismo se lo dejamos a la velocidad de la luz. El comportamiento debe ser relativo al uso del espacio, sin embargo se debe manejar la idea de la flexibilidad para que en esos metros cuadrados ocurran cosas que sorprendan, que emocionen, pero sin llegar a transgredir.
Cada vez que un tema polémico sale a relucir, escucho montones de opiniones, comentarios, e incluso juicios. Es que, «somos más metidos que una gaveta» -diría mi madre-, ¿¡Y cómo no!? Si tenemos todo el derecho del mundo a expresarnos. Particularmente prefiero observar cada crítica que danza de un lado a otro como pelotica de ping-pong, antes de seguir echándole leña al fuego, pero cuando se trata de irrespetar algún espacio, no me puedo quedar callada, y les explico por qué:
Desde la arquitectura se generan espacios para actividades puntuales, pues es quien da la pauta a un carácter conductual a través de su esencia. Cada espacio es un templo, un lugar para morar, ese escenario que nos indica cómo comportarnos. Háganse la idea de que somos actores y tenemos que meternos en el personaje. En nuestro refugio podemos estar como Dios nos trajo al mundo, a menos de que tu mamá te diga «mientras usted viva dentro de estas cuatro paredes se hace lo que yo diga, ¡Carajo!». Sin embargo, en espacios público estamos enmarcados a la civilidad y en espacios naturales debemos procurar mantener su integridad. Es una cuestión de respeto al entorno, al espacio en sí mismo y también a las demás personas. Y eso debemos entenderlo.
El espacio público -urbanísticamente hablando-, es el que separa la propiedad privada de la pública, pero en esencia es el más noble de los espacios, pues su función es la interacción social y satisfacer necesidades políticas y culturales.
Bien lo dice @latroconis en este mini hilo que creó en twitter.
¿Hace falta un manual de comportamiento para cada espacio?
A diferencia de los objetos, los seres humanos no venimos con un manual de uso personalizado para entendernos (¡ojalá, cuánto nos evitaríamos!), pues los espacios tampoco, pero sí tienen un historial de uso que es interpretado por cada quien, es tarea nuestra detenernos un momento a observar, absorber la esencia del lugar, entenderlo y en consecuencia comportarnos debidamente sin dejar de expresarnos. Dualidad, ambigüedad, complejidad… ¡Chicos! Así es el mundo.
Como siempre existe la antítesis de toda tesis, hay quienes profanan estos espacios en razón de una libertad impuesta bajo cánones muy subjetivos, porque, en síntesis, estamos confundiendo la libertad con el libertinaje. Finalmente es una cuestión de adaptación con el entorno, de respeto con el espacio y ser congruente con nuestro derecho a expresarnos.
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